Flavio Garciandía (1954)
Nace en Villa Clara, Cuba. Bastante joven para ser un consagrado, Flavio es valorado con una distancia y un respeto que no parecen haber sido atravesados por los mecanismos desestabilizadores del tiempo. Una buena parte de los tópicos representativos de la renovación artística cubana de la década del ochenta llevan su impronta. La incursión de Flavio en diferentes lenguajes, su apropiación de códigos de diversa procedencia estética -aún de estratos culturales diferenciados- para activar sus posibilidades comunicativas en otros contextos, han sido constantes en su quehacer creativo.
Una reflexión particular merece la indagación en el procedimiento antiretórico que su obra presenta. Es por ello que a menudo, y sobre todo cuando esta tendencia aún no estaba arraigada en nuestro medio, fue identificado como uno de los enemigos más temibles del estilo personal, tan estimado en la tradición artística. Con acentuado virtuosismo más afín a un trato diferenciado y erudito que a una identificación con el sentido originario de tales códigos, demostró siempre su habilidad para manipular los artificios retóricos de expresiones de alta intensidad significativa. Su labor en este campo puede asociarse con una suerte de inventario donde los márgenes entre lo culto y lo popular, buen gusto y mal gusto, arte masivo y arte elitista, se desdibujan.
Entre los premios más significativos a su quehacer artístico figuran: II Premio de Pintura Salón Nacional de Profesores de La Habana (1975) y Premio del Fondo Económico de las Artes Plásticas Eslovacas (1978).
Nace en Villa Clara, Cuba. Bastante joven para ser un consagrado, Flavio es valorado con una distancia y un respeto que no parecen haber sido atravesados por los mecanismos desestabilizadores del tiempo. Una buena parte de los tópicos representativos de la renovación artística cubana de la década del ochenta llevan su impronta. La incursión de Flavio en diferentes lenguajes, su apropiación de códigos de diversa procedencia estética -aún de estratos culturales diferenciados- para activar sus posibilidades comunicativas en otros contextos, han sido constantes en su quehacer creativo.
Una reflexión particular merece la indagación en el procedimiento antiretórico que su obra presenta. Es por ello que a menudo, y sobre todo cuando esta tendencia aún no estaba arraigada en nuestro medio, fue identificado como uno de los enemigos más temibles del estilo personal, tan estimado en la tradición artística. Con acentuado virtuosismo más afín a un trato diferenciado y erudito que a una identificación con el sentido originario de tales códigos, demostró siempre su habilidad para manipular los artificios retóricos de expresiones de alta intensidad significativa. Su labor en este campo puede asociarse con una suerte de inventario donde los márgenes entre lo culto y lo popular, buen gusto y mal gusto, arte masivo y arte elitista, se desdibujan.
Entre los premios más significativos a su quehacer artístico figuran: II Premio de Pintura Salón Nacional de Profesores de La Habana (1975) y Premio del Fondo Económico de las Artes Plásticas Eslovacas (1978).
No comments:
Post a Comment