Pedro Avila Gendis. Nacido en Camaguey, Cuba, en 1959 sus primeros estudios y exposiciones se desarrollan en la isla donde recibió varios premios de diseño. Trasladado a Portugal en el año 2,000, presentó varias exposiciones en ese país tanto de pintura como de escultura dejando su nombre asentado en sus medios artísticos. Actualmente Pedro Avila vive en USA donde continúa realizado su labor pictórica. Volviendo a su etapa portuguesa, en el catálogo de la exposición que hiciera en la galería de arte Convento Espíritu Santo, sorprendemos en el mismo una construcción elaborada a partir de planos yuxtapuestos a un fondo que le brinda solidez a la composición. En otras palabras que el artista fue buscando dentro de la expresión abstracta, una especie de contrapunto entre formas estructuras y colores que insinuaba una relación estilística con muchos de los maestros franceses mencionados en este trabajo. Ese contrapunto, pues, señalaba una inclinación a mantener la arquitectura del cuadro intacta a pesar de que en algunos de éstos el libre juego de los colores se inclinaba más hacia la estratificación gestualista practicada por los franceses y algunos pintores estadounidenses como San Francis. Es interesante señalar aquí que a pesar de no haber mantenido contacto directo alguno con el Grupo de los Once, Pedro Avila prosigue de cierta manera el camino inaugurado por varios miembros de aquel grupo sobre todo por Antonio Vidal quien de paso, también practica la escultura. Me refiero entonces a varias confluencias estilísticas que influyen siempre en la obra de un artista aunque éste no tenga conciencia directa de las mismas. El asunto de las influencias es algo que se trasmite por otras vías que parecen estar ?en el aire?? sin ser percibidas en una forma precisa. Cada artista ?respira?? de ese aire lo que su voz interior le sugiere como es el caso de Pedro Avila. Situados ya dentro de su proceso creador podemos ahora descubrir en el mismo varias de sus propiedades más relevantes. Hay dos que saltan simul- táneamente a la vista: La forma y el color. La primera implica, como ya he señalado antes, una estructura que la sostenga. Esto se hace evidente a medi- da que el pintor va avanzado en su expresión de contenido abstracto pero sin menoscabo hacia esa tendencia suya a praticar la escultura la cual le brinda a su pintura una fuerte consistencia. Habíamos mencionado antes que el auto- matismo gestual pudo haberle brindado a algunos de sus cuadros anteriores una soltura que no se avenía con los planos más rígidos que funcionan den- tro de la mayoría de sus cuadros. Pero a medida que el pintor fue explorando la ecuación plano-estructura, esas formas se precisaron más en el espacio creando en muchos casos unos volúmenes que sugieren la presencia de la mano de un escultor detrás del pincel y la brocha. Esto no significa, sin em- bargo, que su obra sufra de estatismo. Por el contrario, la manipulación del color se encuentra en función de poner en movimiento una superficie que ya los primeros maestros abstractos como Kandinsky vieron como dúctil a los juegos de su imaginación. Podríamos entonces aseverar que esos movimien- tos súbitos que descubrimos en muchos de sus cuadros tienden a recrear poéticamente un mundo concebido a la manera pictórica. Lo que nos conduce a su otro elemento primordial: el color.
El color es, quien lo duda, una fuente inagotable de creatividad . Con el color un artista traspasa las fronteras de la percepción inmediata de las cosas para explorar otras dimensiones como lo hicieran los impresionistas, los fauvistas y sus herederos los pintores abstractos a la manera de Kandinsky.
Pedro Avila Gendis Mixed Media on Canvas Flores-Carbonell Collection |
Este último soltó definitivamente las amarras que existían con la realidad exterior para quedarse en pura expresión que guardaba relaciones más estre- chas con otras artes como la música y la arquitectura, ambas sea dicho de paso, íntimamente relacionadas entre sí. Esa vía abierta ya para siempre por los pintores abstractos es la que recorre Pedro Avila utilizando una rica gama de colores que a ratos vemos explotar en sus cuadros de una forma in- contenible. A pesar de su inmediatez, el color posee sus misterios que sólo el artista logra descifrar. En ese sentido un pintor actúa mágicamente con fórmulas y procedimientos que va confeccionando a través de experiencias acumuladas donde no faltan los elementos lúdicos y del azar. Para nadie es un secreto que el pintor contemporáneo, sobre todo de tendencia abstracta, gusta de experimentar lúdicamente con el color y Pedro Avila no es una excepción de la regla. Su obra atestigua de esa fruición que el artista siente cuando comienza a trabajar lo que Raimundo Llul llamaba el ?ars combina- toria? conducente a revelaciones inesperadas. Por ejemplo cuando el artista expande los pigmentos en la tela o el papel creando soluciones prismáticas de gran calidad poética. Lo inesperado: he aquí, entonces, la llave que puede abrirnos las puertas de la pintura de Pedro Avila. Frente al conjunto de sus pinturas podemos experimentar ese sobresalto inicial que el encuentro con una obra de arte nos comunica. El Arte Contemporáneo ha hecho de la sorpresa una de sus propiedades de ahí que mantenga gracias a sus mejores practicantes, una vitalidad contagiosa. Creo que el abstraccionismo lejos de estar fuera de moda, continúa actuando positivamente en la encrucijada en que se encuentra el arte actual . Le toca pues a pintores como Pedro Avila seguir dando muestras de esa vitalidad.
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