Monday, December 16, 2013

De Santiago, la primera pintora en Cuba - Baldomera Fuentes Segura

De Santiago, la primera pintora en Cuba

Baldomera Fuentes Segura "Autoretrato" 
Por Karina Sotomayor Otero

Santiago de Cuba, 25 nov.— El desarrollo de una  profesión amplifica socialmente al ser humano y también demanda las utilidades de cada proceder para evolucionar el conocimiento colectivo. Cuando sabiduría e investigación se socializan entonces el profesional ejercita la ciencia en bien de la humanidad. Esto sucede en todas las áreas del conocimiento, por ejemplo, la profesora e investigadora perteneciente a la Universidad de Oriente,  Etna Sanz Pérez, desde el arte es una síntesis de todo esto.


La carrera Historia del Arte celebra su aniversario 30 y esta académica acuciosa insertó una de sus tantas revelaciones en el segundo volumen que lanzara el proyecto literario "La cultura artística literaria en Santiago de Cuba. Medio Milenio", y sin proponérselo reverenció con verdades tal acontecimiento. El texto en su integralidad se titula "Protagonistas de las Artes

Visuales. Tomo I. El Entorno" y luego en la página 48 aparece el trabajo “ Baldomera Fuentes Segura, primera pintora cubana", para abrirnos a la luz de una época y a su correspondiente perspectiva de género.

Es un volver al Museo más antiguo de Cuba, al Bacardí Moreau para recontextualizar y nombrar justamente desde el oficio a "la primera mujer que se destaca en el arte pictórico en Cuba", tal y como expresara José Veigas. La también considerada "una de las pintoras más importantes del siglo XIX cubano"  dejó importantes huellas en el paisaje al creyón y acuarela y también en la miniatura en marfil.

Destaca la investigadora en su artículo que el hecho de que las obras de Baldomera sean de pequeño formato abre ventanas al contexto cultural del Santiago de la primera mitad del siglo XIX influido por las ideas del iluminismo francés y el sistema de plantación cafetalera a raíz de la Revolución haitiana. Sentencia a la vez la investigadora que "el formato no puede ser considerado sólo como lo externo pues no se reduce a la mera cosificación de la representación, sino que es condicionante de una actitud ante lo representado".

Argumenta ya en los finales del trabajo que fue el espectador patriarcal la presión obligatoria que determinó a Baldomera a ajustarse al detallismo de la pequeña escala y aún así es ella una presencia vital en el arte cubano y universal; lecturas a las que hay que volver una y otra vez, ya sea como visitantes o estudiosos, para traer de la mano a la fémina artista y sus representaciones desde el arte y ser justos desde la polémica del discurso, en un tema poco estudiado y que permanece en el silencio de las tantas lecturas en el Emilio Bacardí Morau de Santiago de Cuba.

Baldomera Fuentes Segura

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