RAÚL RUIZ MIYARES
Casa del Caribe
Santiago de Cuba, Cuba
Acerca de la primera vanguardia de las artes visuales en Santiago de Cuba.
Apuntes para un análisis
Abordar el asunto de que si en realidad hubo o no en Santiago de Cuba una vanguardia de las Artes Plásticas con el surgimiento del Grupo Galería de las Artes Plásticas, es argumento que se torna polémico cuando se toca entre artistas y especialistas del tema. Si bien para la década de 1950 las posibilidades discursivas de la plastic santiaguera habían alcanzado la mayoría de edad respecto a las nociones conceptuales del arte modern nacional y extranjero, ello no propició una definitiva ruptura con las limitaciones que impuso la Academia local en cuanto a lo formal, salvo algunos autores que analizaremos más adelante. Fue el autodidactismo una de las características más sobresalientes cuando el devenir de nuestro arte local se hallaba en ciernes. Los temas relacionados con lo religioso se reflejaban en copias de pinturas procedentes de América continental; tal es el caso de la Virgen de la Luz pintada por el moreno libre Tadeo Chirino, o las pinturas de Juan Delgado que evidencian una técnica deficiente, quienes entusiasmados por las peticiones del clero realizaban estas socorridas obras para las iglesias de la ciudad como la Santísima Trinidad.
Tadeo Chirino “Virgen de la Luz”
Para estos cerca de cien años que van desde la segunda mitad del siglo XVIII y el inicio de la segunda mitad del
XIX no pocos artistas procedentes de Europa llegaron a Santiago de Cuba, los que sorprendidos por la magia de la luz y el color de nuestro sol realizaron sus pinturas. El intercambio fecundo entre los creadores criollos y los que llegaron a nuestras tierras procedentes de Europa y el Caribe, posibilitó en cierta medida la adquisición de recursos técnicos que favorecieron el desempeño creative de los nuestros, logrando ocupar de cierta forma la ausencia de una Academia como son los casos de Tadeo Chirino y Baldomera Fuentes Segura.
Durante el siglo XIX coexistieron varias escuelas particulares de pintura y dibujo, algunas de ellas vinculadas a la enseñanza primaria donde en sus primeros grados se enseñaron las técnicas del dibujo y modelado. En esta suerte de enseñanza elemental de las artes plásticas se desempeñó como maestra Baldomera Fuentes Segura, quien llegó a tener una escuela para niños.
Baldomera Fuentes “Virgen Dolorosa”
No es hasta 1859 en que se funda la Academia Príncipe Alfonso la que llevó una vida accidentada por las ocasiones en que tuvo que ser cerrada, coexistiendo con otras escuelas privadas que enseñaban los aspectos esenciales de las artes plásticas. Esta situación que limitaba la adquisición de una adecuada técnica para el dominio de los recursos plásticos a los interesados consideramos fue uno de los factores que incidieron al apego a un figurativismo secular que se tradujo con el paso del tiempo al surgimiento y desempeño de un arte donde el verismo pictórico y las imágenes de marinas, retratos, bodegones, paisaje urbano y rural; así como alegorías de escenas de nuestras guerras de la independencia constituyeron los temas más significativos del quehacer de nuestros artistas.
Artistas extranjeros como Juan de Mata Tejada y Tapia, Walter Godman, James Sawkin, además de toda una pléyade de pintores y artistas procedentes de Saint Domingue después de la Revolución de Haití, tradujeron la visión de nuestra tierra a partir de una técnica elaborada desde hace mucho tiempo en el Viejo Continente, de la cual aprendieron muy pocos pintores locales. La visión de lo nuestro reflejado por los creadores formados como profesionales en Europa conformó un grupo singular de artistas que, al tomar la técnica de las diversas escuelas, otorgaron una visión particular de los temas tratados de acuerdo a su formación académica europea.
Por un lado vemos a un Federico Martínez Matos instruido en la tradición renacentista de la escuela florentina, quien con una maestría singular le convierten en uno de los pintores y retratistas más reconocidos de la historia del arte nacional, siendo su cuadro al pastel Bailarina Americana una de sus pinturas más sobresalientes de su producción artística.
Federico Martínez Matos “Bailarina americana”
La formación en la Academia española de los hermanos José Joaquín y Félix Tejada insuflaron a sus obras una fuerza emotiva singular en la que José Joaquín con sus retratos del hombre común, bodegones, paisaje urbano y rural muestra la intimidad de nuestros rincones coloniales, la humildad de lo vernáculo con un colorido tenue que le otorga a sus pinturas un espíritu romántico especial. Su cuadro Ensueño, orlado de luces vaporosas es expresión de una pintura que refleja el paisaje local con un manejo técnico y una visión europea del trópico.
Su pintura La Confronta o Lista de lotería, elogiada por nuestro Martí sólo fue de vanguardia en lo conceptual por el humanismo de su tema. La Lista de Lotería no significó los orígenes de un discurso nuevo en la obra de Tejada. Fue su obra cumbre realizada en los inicios de su carrera donde hace gala de su dominio técnico. Sus pinturas posteriores no alcanzaron el alto vuelo del sentido humanista elogiado por el Maestro.
Otros artistas que viajaron por Europa conocieron el arte moderno de allí pero no lo asumieron en su discurso, como es el caso de Juan Emilio Hernández Giro, que en Francia conoció la obra de grandes creadores como
Paul Klee, Candinski, Vasarelli, Mondrian y Picasso pero ello no contribuyó a transformar su estilo apegado al naturalismo. Por su parte Rodolfo Hernández Giro, cuya especialidad fue la escultura también incursionó en la pintura caracterizándose en las dos técnicas por su realismo, frescura y el uso de hermosas texturas.
Rodolfo Hernandez. Giro ”Santo Tomás”
Guillermo Collazo asumió la Academia francesa para realizar paisajes que se alejaron del colorido y brillantez del paisaje cubano. Su pintura La siesta, recrea un patio antillano cercano al mar ornamentado de malangas y plantas siempre verdes en la somnolencia del mediodía. Su maestría de experto anatomista en el retrato le convirtió en uno de los más destacados y reclamados pintores de la burguesía habanera. De ello dan fe los cuadros Retrato de la señora Malpica, y otros que se conservan en la Sala de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de La Habana. Su estancia en Nueva York, como emigrado a consecuencia de la Guerra de los Diez Años, y su labor como colorista y dibujante de retratos al creyón en el estudio del fotógrafo de moda Sorony contribuyeron a su formación artística, dando continuidad a la tradición académica en un período de la historia del arte donde el impresionismo asomaba como ruptura de la Academia en Europa y en los Estados Unidos su influencia y exposiciones llegaban a las galerías de aquel país. Sobre la estancia de Collazo en los Estados Unidos escribió
Diego Vicente Tejera en la revista "El Fígaro" del 6 de octubre de 1901: Todos saben que Collazo fue durante largos años el creyonista de moda en Nueva York; que no hubo actriz o actor de nota, dama rica o personalidad americana distinguida que no quisiese tener su rostro dibujado por aquella mano tan ligera y tan segura en las líneas, tan suave y tan escrupulosa en el acabamiento. Sus creyones rivalizaban en parecido con las fotografías, pero las vencían en vida y expresión.
Guillermo Collazo - La Siesta
El conservadurismo académico se hizo sentir como continuidad estilística de los años coloniales hasta bien avanzado el siglo XX: (…) la propia crítica realizada por Juan Emilio Hernández Giro, desde las páginas de la
Revista de Oriente, en su artículo “La enseñanza del Dibujo en Cuba”, en el número 12, que corresponde al año
1929, deja entrever los problemas con la enseñanza artística, pero también el consumo masivo de los cánones del estilo, así como la relativa facilidad que existía para iniciarse en el arte de la pintura a escala social. A estos elementos de orden sociocultural que garantizaban la predisposición al estilo, se añade el hecho de que se “aplaudía el aislamiento y la falta de información como vías seguras, para encontrar el verdadero arte santiaguero, que debía alejarse lo más posible del arte de la capital”. 1
Guillermo Collazo “Retrato de Emelina Collazo”
El arraigado academicismo en la pintura santiaguera, condujo a que la posición del Maestro José Joaquín Tejada durante el Congreso Nacional de Arte celebrado en Santiago de Cuba en enero de 1939, estuviera en defense de la Academia y no de las ideas discursivas que emergían tímidamente en la proyección estética de algunos jóvenes artistas.
Si se tiene en cuenta que en el año 1935 se funda la Escuela Provincial de Artes Plásticas de Oriente en
Santiago de Cuba, esta actitud de los Maestros antes referidos robustecía la persistencia de un discurso tradicional en los programas de estudio y los profesores que organizaron la institución desde sus primeros años de existencia, lo que favoreció la continuidad en la enseñanza de un lenguaje artístico conservador en cuanto a los temas académicos se refiere.
En nuestra opinión, las orientaciones de José Joaquín Tejada respecto a la persistencia de la Academia como discurso que debía continuar no fue lo que determinó que los artistas santiagueros continuaran bajo la tutela del academicismo, sino el apego de nuestros creadores por lo tradicional en el arte. La Academia como institución otorga los elementos necesarios para la realización del arte con todos los recursos expresivos y métodos para su realización. El conservadurismo de la Academia es el llamado “academicismo” caracterizado por la repetición de temas relacionados con el verismo figurativo de lo representado, donde no se propicia ni se estimula la experimentación de nuevas formas de expresión y por consiguiente no favorece el surgimiento de un discurso nuevo que rompa con los cánones impuestos por la proyección escolástica del academicismo. La ruptura de los viejos presupuestos de la Academia propicia el surgimiento de una perspective de vanguardia que se traduce en novedosas expresiones formales.
Jose Joaquin Tejada Revilla - El Callejon del Guayo
En 1953 se funda el Grupo Galería de las Artes Plásticas el cual más que un grupo constituyó un fenómeno cultural que elevó los valores del arte y la ingente labor creadora de los intelectuales y artistas santiagueros.
La simiente de este grupo lo constituyó el interés del maestro Antonio Ferrer Cabello de crear una institución que aglutinara artistas plásticos con el fin de dar a conocer los valores de nuestro arte. Para este fin, se recaudó entre los artistas de la plástica durante varios años la cantidad de cinco pesos mensuales para el alquiler de un local, el cual fue la antigua casa de los hermanos Tejada, ubicada en la calle Heredia entre Calvario y Carnicería, surgiendo así la Galería de las Artes Plásticas.
Antonio Ferrer Cabello " La Campina"
En la contribución decisiva al pensamiento estético y marxista de sus integrantes, las conferencias impartidas por
Mirtha Aguirre, José Antonio Portuondo y Carlos Rafael Rodríguez en la casa del Dr. Cos Lesme, contribuyeron a fomentar la acción renovadora de sus jóvenes fundadores y otros artistas e intelectuales que se sumaron al grupo.
Antonio Ferrer Cabello “Padre Pico”
De forma inicial, Galería de las Artes Plásticas agrupó artistas del género, posteriormente se sumaron otras
manifestaciones como el Ballet, la Danza Moderna, la Fotografía, las Artes Escénicas, la Literatura, el Cine entre otras manifestaciones del Arte. Galería fue en lo esencial (a lo que se refiere a las artes plásticas) vanguardia ideológica pero no formal, aunque algunos creadores hayan incursionado en ciertos aspectos del arte modern aparejado a ciertos recursos plásticos que diferían del academicismo ortodoxo.
Respecto a lo ideológico de la primera vanguardia de nuestras artes plásticas, a pesar de que no hubo una definitiva ruptura de la continuidad, sí se manifestaron nuevas reinterpretaciones y desciframientos del arte por parte del público receptor, lo que otorgaba una re-lectura de la realidad del momento a partir de informaciones anteriores que como la historia Patria se reflejó en no pocos cuadros y esculturas de los artistas del período. El asunto de que se afianzara con mayor ímpetu el amor a la Patria Chica y de los hechos y próceres de la independencia constituyó uno de los elementos caracterizadores de una toma de conciencia en la lucha contra la dictadura de Batista, lo cual se demostró en no pocas ocasiones como es el caso del incidente acerca del mural realizado por el Maestro Ferrer Cabello para el Instituto de Segunda Enseñanza.2
[…] La obra consistía en lo siguiente. Como figuras centrales los Grandes de la Patria; en primer plano Martí y
Maceo representando los dos grupos étnicos de Cuba, dándose un apretón de manos, demostrando que la unidad de todo el conglomerado social hizo posible la cristalización de nuestra añorada libertad; y alrededor de estas dos figuras también en primer plano y representando al grupo de los precursores del 68, las figuras de
Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Máximo Gómez, y Guillermón Moncada. Para cubrir los espacios de ambos lados y recalcar el sentido simbólico de la obra, en un segundo plano, como fondo de la
2 En el año 1955 fue convocado el Maestro Antonio Ferrer Cabello para la realización de un mural de carácter histórico para el
Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Cuba. Su discurso estaba concebido con las imágenes de próceres como
Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Antonio Maceo, Antonio Guiteras, Rubén Martínez Villena, Julio Antonio Mella y otros, donde los personajes participaban del mismo tiempo histórico, lo cual fue visto con temor por parte del director del Instituto por su filiación batistiana quien tuvo la osadía de emborronar los rostros de algunos patriotas que como Mella, Guiteras y Pablo de la Torriente Brau tuvieron una importante participación revolucionaria y antiimperialista. Al otro día, los estudiantes al percatarse del ultraje a que fue sometida la pintura realizaron una enérgica protesta contra el director, quien tuvo que salir de allí acompañado por un jefe de la policía quien pudo controlar los ánimos de los iracundos jóvenes.
exposición se esbozó en un extremo la industria azucarera y penalidades del campo, y del otro la clase intelectual con proyecciones patrióticas, la escuela sin albergue y el sector estudiantil, con las figuras de Juan
Gualberto Gómez, Enrique José Varona como orientadores de la juventud en la batalla contra Machado, y un grupo de jóvenes honestos que con amor ofrendaron sus vidas valiosas, Mella, Guiteras, Trejo y Pablo de la
En este caso se muestra la asimetría representada por la dominación del poder oficial en la persona y genuflexión del director del Instituto y el carácter de insubordinación de los estudiantes quienes inspirados en los justos ideales de los próceres representados en la obra expresaron su inconformidad con el régimen de facto al defender el simbolismo patriótico presente en el cuadro.
Con la iniciativa y apoyo del Grupo Galería se dictaron varias conferencias acerca del arte de vanguardia, lo que fue de gran importancia para la época en el sentido de la crítica. Las palabras de apertura de exposiciones y salones, así como las palabras al catálogo; de una manera u otra hicieron referencias valorativas en torno al arte moderno.
Junto a la crítica, también se dictaron importantes conferencias en las postrimerías de 1940 donde se destacaron cuatro de ellas por su honda significación: la ofrecida por el Dr. Luis de Soto Sagarra, las lecciones explicativas de Jorge Mañach, el ciclo de conferencias en la Escuela de Verano de la Universidad de Oriente por Daniel Serra
Badué y la conferencia del escritor y profesor de arte norteamericano John Mc Andrew. Todas estas conferencias estuvieron dirigidas a resaltar lo positivo del arte contemporáneo en la medianía del siglo XX.4
El Dr. Luis de Soto Sagarra, profesor de Universidad de La Habana, impartió un ciclo de ocho conferencias durante la realización de la exposición de arte de 1946, en las cuales se hizo referencia al proceso histórico y teórico del arte, el que fue analizado desde sus orígenes hasta la contemporaneidad, donde se pudo apreciar en su evolución la ineludible necesidad del cambio, básicamente en lo que respecta al arte del siglo XX. Sobre este último aspecto estuvieron dedicadas las conferencias sexta y octava, tituladas "La época actual: Arte y Ambiente", y la referida a "El Arte en Cuba y el Arte Cubano...Hacia una plástica propia: Pintura y Escultura".
En ambas conferencias se trató sobre la trascendente labor de la plástica en la reconstrucción de un Nuevo ambiente estético, con un lenguaje contemporáneo capaz de destronar al academicismo. Estas sesiones teóricas contribuyeron a promocionar no solo el arte de vanguardia allende los mares, sino también el arte nacional, el cual para el conferencista tenía una coherente proyección en cuanto a sus propuestas estéticas.
La participación del escritor y profesor de arte norteamericano Mc Andrew, con su conferencia acerca del expresionismo abstracto en los EEUU, no era más que una estrategia de los círculos de poder del Imperio para desvirtuar la crítica social heredada del muralismo mexicano que afirmaba los valores de las culturas locales y el afianzamiento del sentido de pertenencia de los creadores latinoamericanos a sus respectivas culturas; en un período donde se agudizaba la guerra fría en los años de la postguerra.5
Estas conferencias sentaron pauta en Santiago de Cuba pues fueron propicias para establecer un diálogo e interrogantes entre los asistentes, además de divulgar las innovaciones en el campo de la pintura y la escultura que se operaban en aquellos tiempos. Ante la consolidación del movimiento de vanguardia en las Artes Plásticas de la capital, la Sociedad de Estudios Superiores de Oriente (SESO), fue una institución que desempeñó un importante papel en la formación de los jóvenes artistas. Esta sociedad organizó de forma consecutiva salones y exposiciones con el propósito de fomentar en su más alta dimensión la creación artística, por lo que en una de sus exposiciones del Arte Moderno Cubano, fue invitado Jorge Mañach para contribuir con sus lecciones sobre el arte nuevo entre otras acciones de promoción cultural.
A pesar de todo el despliegue académico que propició el Grupo Galería, la Sociedad de Estudios Superiores de
Oriente (SESO) y otras instituciones como la Universidad de Oriente fundada en 1947, la expresión del arte santiaguero continuaba mostrando una tradicional representación artística.
El expresionismo abstracto norteamericano y las conferencias impartidas por McAndrew no surtieron los efectos esperados por el profesor y sus mecenas del norte. La abstracción que para la década de 1950 era uno de los estilos más sobresalientes de Europa y los EEUU, apenas encontró en Santiago algún artista receptivo. Sólo en lo que en la pintura moderna se refiere, el surrealismo (fundado por André Bretón en Paris en 1924) encontró dos importantes exponentes. Daniel Serra Badué y Mario Cruz Barrios “El niño terrible”. El primero estudió dibujo y pintura en la Escuela de Arte de Barcelona y en el Taller del pintor Luis Montané. En Nueva York cursó estudios en The Art Students League y The National Academy of Design. Expone por primera vez en galerías Layetanas de Barcelona en 1929. Al regresar a la Isla, expone en la Asociación de Pintores y Escultores de Oriente y en el Lyceum de la Habana en 1948, 1952 y 1955. En 1955 fue becado por la Fundación Guggenheim. Obtuvo premios por su obra en galerías de Filadelfia y Nueva York.
Cautivado por las experiencias que recibió en su paso por el Viejo Continente, Serra Badué encausa su obra por
los caminos del surrealismo que más que de Giorgio de Chirico, se siente inclinado hacia las alucinaciones
3 Carta de Ferrer Cabello al Diario de Cuba, 14 de abril de 1955, p. 3.
4 Jorge Montoya: Preámbulo y concreción de la renovación plástica en Santiago de Cuba (Inédito), p. 11.
5 En esos años con el propósito de desvirtuar la proyección nacionalista del arte de los países latinoamericanos, el gobierno
estadounidense estimuló la divulgación de sus ideas estéticas, destacándose en el reclutamiento de profesores y especialistas
la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la General Motors y otras empresas de poder económico, quienes sufragaban los
gastos de los contratados.
dalidianas. Este creador al sumergirse en el mundo onírico surreal, manifiesta la introspección de la psiquis reflejada en retratos en que sus personajes externan un protagonismo con escenas citadinas, donde las casas y las calles constituyen el corpus de las ensoñaciones que caracteriza su estilo. El artista, en su quehacer no olvida el entorno urbanístico de su Santiago natal. Los dibujos realizados por Serrá Badué, comunican las particularidades que distinguen la ciudad; sus casas coloniales y sus ventanales, la perfecta formación geométrica de sus tejados, las angostas calles, lo que le permitió fusionar esta temática en su pintura de corte surrealista.
Daniel Serra Badué - Self Portrait at 48
En Febrero de 1953, Mario Cruz Barrios realiza una exposición personal de 15 obras al óleo y al lápiz donde aparecen imágenes surrealistas de alto valor conceptual, a diferencia de las pinturas de Enrique Gay quien para la época al incursionar también en el surrealismo realizaría un calco del contexto visual de Miró.
Con toda razón, a partir de Septiembre de 1953, se hace sentir el fermento del cambio consciente, con la aparición del Movimiento Galería. La concreción de la fusión de los artistas de diversas manifestaciones para romper con el letargo y las ataduras baldías fue un hecho que marcó la pauta necesaria en la eliminación de la postración artística. Los plásticos se sumergen en una interpretación nueva de las temáticas ya tradicionales, pero vistas ahora desde otro ángulo más creativo y novedoso, con mayor honestidad e independencia. La fuerza de sus talentos está matizada por el redescubrimiento de la libertad formal y conceptual que se adhieren con
plenitud a sus obras.6
Enrique Gay Garcia - "Tormenta"
Las obras de estos artistas se caracterizaron por sus trazos sueltos pues comenzaron a librarse de las exigencias técnicas del academicismo, además de que en el plano investigativo y de la experimentación se hacía sentir la búsqueda de lo original y novedoso. En este proceso renovador, las exposiciones y salones propiciaron la consolidación de un lenguaje personal entre los jóvenes artistas.
En las exposiciones realizadas entre los años de 1953 a 1959 se manifestaron ciertos cambios en lo discursivo y lo formal; que en transcurso del tiempo fue alcanzando superiores niveles de profundidad.
Enrique Marañón - La Plaza de Dolores
Estos cambios estuvieron relacionados con el uso de elementos plásticos que como la libertad en el trazo lineal, el uso del color y la incursión en nuevas temáticas que se alejaban de las trilladas imágenes académicas. No obstante, la vocación por el figurativismo, el retrato así como las marinas, el paisaje urbano y rural fueron temas que continuaron en la preferencia de cuantiosos artistas locales de renombre. El uso de la acuarela para la época fue uno de los recursos más socorridos por los pintores por su evidente eficacia para reflejar los valores cromáticos del color local. Un ejemplo de ello lo constituye la obra de Enrique Marañón, quien inspirado por maestros del paisaje como José Bofill Cayol, realizó preciosos cuadros con la técnica de la acuarela.
La escultura, como una de las manifestaciones menos favorecidas en el período contó con pocos artistas que asumieron el discurso de vanguardia en su creación. René Valdés Cedeño y Mario Santi introdujeron en el ámbito escultórico local importantes innovaciones en el arte volumétrico.
Bofill Cayol
José Bofill Cayol “Placita de Santo de Tomás”
Incursionó Valdés Cedeño en la cerámica, el dibujo, la pintura y el grabado, por cuya labor fue laureado con varios premios y menciones. Se destacó como uno de los escultores más sobresalientes en el movimiento de vanguardia en la ciudad durante los años 50, quien supo captar las nuevas corrientes discursivas del arte escultórico en aquel período; época en que la escultura en Santiago de Cuba aún seguía anquilosada en los preceptos de la Academia.
Su escultura Espíritu de la montaña, enclavada en las alturas del Puerto de Boniato evidencia su vocación modernista al elaborar a partir de sutiles contornos la presencia de la fémina que alude a la perpetua caricia del viento en las escarpadas elevaciones y lo etéreo del concepto de espíritu que da nombre a la obra. Otra de sus esculturas como el busto a José de la Luz y Caballero enclavada en la Logia Masónica de Carretera de Siboney y Calle 10 en Santiago de Cuba, constituye exponente de su virtuosismo en el arte volumétrico al caracterizar la personalidad y la psicología del ilustre pensador cubano.
6 Montoya Ibíd. p. 22.
René Valdés Cedeño “Monumento a Abel Santa María”
Mario Santí por su parte supo incorporar a la escultura recursos expresivos de la modernidad, experiencia adquirida en sus estudios en la academia de San Alejandro. La línea suave y el ritmo interno de sus esculturas le conceden a su obra un sello de originalidad sin sacrificar los elementos discursivos de una figuración que, basada en la realidad tributa una fresca interpretación de sus modelos a partir de sugerentes formas expresivas. A este respecto recordemos su escultura al Apóstol de la independencia José Martí en el Mausoleo que guardan sus restos en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
Mausoleo a José Martí. Cementerio Santa Ifigenia (1952), Santiago de Cuba. Escultor Mario Santi, arquitecto Jaime
Benavente.
Las obras de Mimí Bacardí con su original visión de lo figurativo de vocación expresionista, nos legó obras tan sobresalientes como Francisca expuesta en el Museo Provincial Emilio Bacardí.
Teresa Sagaró y Jaime Soteras, con sus obras respectivas otorgaron un nuevo hálito a la escultura santiaguera.
Su trabajo en conjunto para la realización del bajorrelieve del frontón de la Biblioteca Provincial Elvira Cape, muestra la presencia de una visión moderna de la figuración en la escultura, donde las líneas de la composición aluden a una escultura de nueva factura.
En nuestra opinión, fue la fotografía la que reflejó con mayor ímpetu y desenfado el arte de vanguardia. El Club
Fotográfico de Santiago constituyó un paso de avance en el reconocimiento y promoción del carácter artístico de la fotografía dentro del contexto cultural de la ciudad. En su cometido educativo no se excluía el interés por la formación técnica de sus miembros a partir de la realización de cursos, conferencias y talleres. Precisamente, uno de los propósitos de la institución fue el de fomentar el dominio “preciosista” incluyendo el pictorialismo fotográfico, además de instruir sobre la técnica en particular de laboratorio, como base importante para el logro artístico de la pieza fotográfica.
(…) entre las figuras más relevantes del Club deben mencionarse a Tomas Padró Álvarez, Juan N. Ravelo Fiol,
Humberto Ravelo, Rafael Gramatges, Jorge Rondón, Héctor Zayas Bazán, Leonardo Griñán Peralta, José Víctor
Catasús Martín, Juan Antonio Rutheford y Ricardo Repilado Parreño. Estos fotógrafos se destacaron por una obra que pudo proyectarse, local y nacionalmente en diversos salones y concursos, obteniendo premios y reconocimientos. Pocas veces sus trabajos aparecieron publicados en la prensa y sus fotografías no fueron depositadas en ninguna institución cultural. Su dispersa y casi desaparecida obra constituye una limitación de peso para su conocimiento y estudio; no obstante, por las pocas piezas conservadas, puede valorarse desde la perspectiva actual la obra del Club Fotográfico de Santiago de Cuba.7
Mucho antes de que se creara el Club Fotográfico de Santiago de Cuba, fundado en 1947, la obra de Ernesto
Ocaña Odio fue de sumo valor en cuanto a la muestra de los asuntos sociales y políticos que captó en sus
7 Tomado de la Tesis de Doctorado. Los fotógrafos del silencio, de David Silveira Toledo. Pp. 87, 88, 91.
fotografías publicadas en la prensa de la época. Sus imágenes tomadas junto a las de Panchito Cano de los mártires del Moncada asesinados el 26 de julio de 1953, fue un acusador testimonio de los crímenes perpetrados por la tiranía batistiana contra los jóvenes revolucionarios. Su instantánea de Fidel detenido en el VIVAC junto a la imagen de Martí constituye un ícono de nuestra historia que resume la vocación martiana de la revolución iniciada en su última fase de lucha con el asalto al Cuartel Moncada por parte de los jóvenes de la Generación del Centenario.
Ernesto Ocaña Odio. Fidel detenido en el VIVAC después del Moncada, 1953
Los cambios experimentados en la pintura en lo formal estuvieron relacionados con las transformaciones de los elementos plásticos que como la línea, el color y el uso de la perspectiva asumieron un nuevo lenguaje aunque aparejado al discurso tradicional académico en lo concerniente a lo figurativo y ciertos temas que como el paisaje y el retrato continuaron siendo motivos esenciales para el quehacer de muchos de nuestros artistas. Con el Grupo Galería hubo un tímido despegue hacia una vanguardia de las artes visuales cuya perspectiva de desarrollo fue más ideológica que formal. Es decir, estamos en presencia de una vanguardia signada por la tradición donde los artistas sin romper definitivamente con la práctica académica muestran un lenguaje plastic más original que el precedente. Los pocos exponentes de la vanguardia en la pintura influidos por el surrealism no lograron caracterizar un arte de vanguardia que englobara todo el quehacer artístico local. La escultura entre sus pocos exponentes, tuvo artistas que mostraron un acercamiento conceptual y formal enriquecedor como así lo mostraron autores como René Valdés Cedeño, Mario Santí, Mimí Bacardí, Jaime Soteras y Teresa Sagaró Ponce.
La fotografía por su parte, tal vez por la inmediatez de su realización y por la importancia del surgimiento del Club
Fotográfico de Santiago tuvo protagonismo esencial como arte de vanguardia, si se tiene en cuenta la crítica social iniciada por Ernesto Ocaña con sus instantáneas tomadas en la ciudad desde los años de 1930, hasta la denuncia de los atroces crímenes perpetrados por la dictadura batistiana contra los jóvenes asaltantes del
Cuartel Moncada. El tradicionalismo (que en cierta medida hasta hoy nos llega), no es una condición que demerita nuestro arte, sino una característica que le distingue en el ámbito de la plástica nacional. Su persistencia en el quehacer de nuestros artistas, fusionado con las nuevas propuestas del arte moderno contemporáneo es a no dudar una de las particularidades que conforman el discurso artístico santiaguero de todos los tiempos.
Bibliografía
García Canclini, Néstor: La producción simbólica. Teoría y método en sociología del arte. Siglo Veintiuno
Ediciones, México, 2001.
Montoya Rivera, Jorge: Preámbulo y concreción de la renovación plástica en Santiago de Cuba. (Inédito)
Ruiz Miyares, Raúl: Para una historia de las artes visuales en Santiago de Cuba. (Inédito)
Savigne, Rosaida y Bárbara Argüelles: Momentos del imaginario artístico santiaguero. Ediciones Santiago, 2008.
Silveira Toledo, David: Tesis doctoral Los fotógrafos del silencio.
Vázquez Ayarte, Antonio: Santiago en la mirada. Testimonio del pintor Antonio Ferrer Cabello. Ediciones
Santiago, 2007.
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