María Pepa Lamarque
María Pepa Lamarque |
Las pinturas de María Pepa Lamarque son tan personales como las de Amelia
Peláez.
Los intereses artísticos de cada una demuestran la pluralidad de tendencias
en la pintura cubana en la primera mitad del siglo XX.
La calidad de una propuesta artística no depende de sus filiaciones sino
del resultado.
Esa afirmación la demuestran las pintoras cubanas Amelia Peláez (Las Villas
1896–La
Habana 1968) y María Josefa (Pepa) Lamarque (Guantánamo 1893–La Habana
1975).
La primera, inquieta y revolucionaria, integró el grupo de los pintores de
vanguardia en la primera mitad del siglo XX y pasó a la posteridad, mientras la
segunda, más recatada e individual, se valora por su técnica purificada, la
corrección del dibujo y los bellos efectos de colores en sus cuadros.
Retratos, paisajes, entornos domésticos y naturalezas muertas irrumpieron
en las telas de cada una. Delicadeza y equilibrio se aprecian en Pepa Lamarque,
frente a las
angulosidades cubistas y las alteraciones geométricas distintivas de
Amelia. La selección refinada de matices y ambientes de una fue el anverso de
la experimentación modernista con formas y colores de la otra.
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Aunque se distanciaron en lo formal, la trayectoria de ambas tuvo varios
puntos de
encuentro. Estudiaron en la misma Academia San Alejandro, de La Habana.
Para hacer sus ejercicios de clase se acompañaban en busca de lugares
atractivos. El
paisaje Rincón de Puentes Grandes (1924), de Pepa Lamarque, que se exhibe
en el
Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, es testimonio de aquella etapa.
Ambas ingresan en The Art Students’ League, de Nueva York. Las dos viajaron
a Europa y México, contactaron con los artistas y las corrientes más modernas
de la época.
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Participaron en la exposición de Arte Nuevo, organizada por el grupo
Minorista, colectivo de intelectuales y artistas habaneros, promotor de la
estética vanguardista en Cuba. Pepa se dio a conocer con su participación en
los concursos de pintura de la Academia Nacional de Artes y Letras. Se presentó
con Figura de mujer (1915), El violinista (1916), Rincón de Puentes Grandes y
Rincón Colonial (1924), con ésta última obtuvo el premio de paisaje del año. También
en 1924 expusieron juntas cincuenta obras; por las de Amelia Peláez destacaron
Cañas bravas, Barcos de Regla y Triste camino, entre otras. Lamarque quedó para
siempre influenciada por las clases de Leopoldo Romañach (Las Villas 1862–1951),
en tanto Amelia decantó su estilo en los contactos con la pintora rusa Alexandra
Exter, después de 1927.
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Al final de su vida, Pepa Lamarque volvió a la galería que lleva el nombre
de Amelia
Peláez, en las afueras de la capital. Montó su última muestra en 1974, que
tituló
Exposición de Flores, a los 86 años de edad.
Varios pintores cubanos del siglo XX sintetizaron en sus obras las
corrientes de la
vanguardia artística europea, y consiguieron, como Amelia Peláez, la
atención de la
crítica, el público y el mercado de arte.
Los otros que durante el mismo período trabajaron la línea de una pintura
más tradicional y cautelosa, ocupan los anexos del gran catálogo del arte
cubano. Valga el
reconocimiento para María Pepa Lamarque y para cada una de estos legítimos
creadores.
María Pepa Lamarque |
Cubanow en Español
Source URL: http://www.cubanow.net/node/14505
No la conocía. Gracias. Pintaba con mucho gusto.
ReplyDeleteI just found seven beautiful pastels in my fathers art collection by Maria Pepa Lamarque. I do not know where to sell them
ReplyDeleteContact me!
DeleteHi,
ReplyDeleteWhere can I find some painting of her?
Hi there, do you still have the pastels of Maria Papa Lamarque? If you have them please drop me an email taniaysamir@gmail.com, thank you, TANIA
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