Friday, November 2, 2012

5 preguntas a Miguel Ordoqui

Diario Las Americas
Publicado el 05-29-2010

5 preguntas a Miguel Ordoqui
Por Luis de la Paz
Diario Las Américas

El pintor Miguel Ordoqui forma parte de la larga lista de artistas cubanos que por su posición política han sido censurados en la isla. Por eso, su lucha por abrirse un espacio en el mundo de la plástica es aún más meritoria. La reciente exposición Treinta años en el exilio, que realiza en Obrapía Fine Art Gallery, es una contundente prueba de que la medalla Lorenzo el Magnífico, que le entregó en el 2005 la Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia, Italia, en reconocimiento a su trayectoria como artista, fue más que merecida. Ordoqui nunca pudo exponer en Cuba, sufrió prisión política y alcanzó la libertad en 1980 durante el éxodo del Mariel. Sus experiencias resumen la tragedia del cubano y el sufrimiento y dolor de los exiliados.

1.—Háblame del Miguel Ordoqui, el hombre y el artista.
—Buen , el artista primero... o ambos a la vez. Yo pinto desde niño y si naciera de nuevo quisiera volver a ser pintor. Para mí el dibujo es fundamental en mi vida, es la razón de mi existencia; los trazos, el color, las formar están en mí desde siempre.
De niño pintaba cabezas, figuras, caballos, me encantaban los caballos. Hoy en día, en Cuba, mis
sobrinas tienen una libreta que guardaba mi madre, con dibujos míos de caballos. Luego estudié en San Alejandro, pero no me gradué, en parte por la asignatura de escultura... después de Miguel Ángel no se pude ser escultor. Poco después me vinculé a la revolución. Hay un refrán que dice que quien no es comunista a los 15 años no tiene corazón, pero quien lo es a los 30 es porque no tiene cerebro. Creo que es una tremenda verdad. Estuve en el Escambray con el Che, en la columna 8. Ahí fue donde empecé a ver cosas que no me gustaron y donde comenzaron los primeros encontronazos. Yo me voy del ejército a principio de los sesenta. Hago varios trabajos, pero el descontento me llevó a preparar una salida ilegal del país. En el grupo hay un infiltrado y caemos presos. Nos acusan de salida ilegal y de posesión de un arma de fuego, que era mi pistola. Nos mandan al Castillo de San Severino [en la provincia de Matanzas], que es un lugar horrible y desolado. Me pidieron 20 años, me sentenciaron a 7 y cumplí 4. Al salir de la cárcel hago un sinnúmero de labores dispares. Incluso llego a trabajar con los hermanos Currás, que son pintores. Pero donde quiera que estuviera, en lo único que pensaba era en cómo largarme. Entonces presento la salida como preso político, estoy más de un año sin trabajar, vendiendo dibujos que me compraban un gran amigo que era de la UNICEF y otros que trabajaban para la UNESCO. Estuve largo tiempo esperando la salida que no me llegaba. Cuando se arma el altercado en la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, yo estaba allí. Ya se decía que había barcos en el Mariel. Alguien me comenta que me venían a buscar por medio de un amigo. Yo no entendía bien, pero me voy de Cuba en 1980 durante el éxodo del Mariel.

2.—¿Cómo es tu primera etapa en el exilio?
—A los 24 días de estar en Miami sufrí un accidente de tráfico que casi me cuesta la vida. Yo viajaba con un amigo que se quedó dormido y chocamos con un árbol. En el mismo hospital, donde estuve ingresado cerca de un mes, comencé a pintar; hacía dibujos, trazos. En cuanto salgo, otro me invita a hacer una exposición. El primer marielito que hace una exhibición en Miami soy yo. La muestra incluía algunas piezas que había sacado de Cuba. Aquello representó mucho para mí, ya que en Cuba nunca pude exponer. Estuve cerca de hacerlo en Santiago de Cuba, pero me la prohibieron, cuando supieron que había estado preso. En Cuba nunca me dieron un pincel. Sólo una vez conseguí materiales, fue gracias a Carmelo González, el único que me ayudó, con pinceles y pintura. Nadie quería apoyarme por temor a señalarse. Por eso cuando hago mi primera exposición en Miami, en casa de Luis López, me emocioné mucho. Eran tintas, todas se vendieron. Con ese dinero compré mi primer carro. Como éramos del Mariel, para algunos seguíamos siendo unos apestados, la escoria. En esa época un pequeño grupo nos reuníamos y poníamos los cuadros en los centros comerciales.
Luego Marta Riera nos hizo una exposición y más tarde en el Hialeah Race Track, se inauguró otra.De esas exposiciones salieron compradores y amigos, grandes amigos, gentes que son mucho más que clientes.

3.—En tu pintura hay elementos muy tropicales y cubanos, pero hay también orishas y hasta geishas.
Háblanos de los elementos que habitan en tu pintura.
—Quiero que mi obra refleje la diversidad de mi mundo interior, y sea, en parte, un reflejo de lo que me
rodea. Por eso aparecen mulatas, arlequines, el guajiro, orishas, gallos, personalidades célebres, curas, geishas. De lo que se ha nutrido mi vida, se han nutrido mis cuadros. Las geishas tienen su razón particular. Un día un cliente me pidió una pieza con motivos japoneses, y para complacerlo se la hice. Eso me sirvió para descubrir en el arte japonés una serie de elementos muy sugerentes, como la
transparencia. Luego en los ochenta pinté muchas escenas con geishas y gané mucho dinero con ellas, pero además me satisfacía. En Cuba pinté muchos arlequines, porque tienen la expresión de tristeza de las gentes de la calle. El arlequín es siempre un tema. Mi obra refleja la tristeza de ver cómo está La Habana hoy. Cuba está en casi toda mi obra. Creo que podía decir que mi plástica es arte sobre arte, vivencia sobre vivencia, sentimiento sobre sentimiento, Eso es mi obra, vida. Yo estoy satisfecho con lo que hago. Eso es a lo máximo que puede aspirar un artista.

4.—Ahora que se está conmemorando el 30 aniversario del éxodo del Mariel, ¿cómo ves la contribución al arte de la llamada Generación del Mariel?
—Los artistas del Mariel pusieron la cultura cubana en un sitial destacado. No es que no hubiera nada
antes, sino que no había alcanzado el impulso que le imprimieron los artistas del Mariel. Hay muy buenos pintores del Mariel: Humberto Dionisio, Bellechasse, Bouza, Carlos Alfonzo, por sólo mencionar unos pocos. A principio nos fue muy difícil abrirnos paso, se nos cerraron muchas puertas. Importantes instituciones tuvieron la oportunidad de hacer algo con los marielitos, y no les entusiasmó la idea. El gran impulso a las artes, a la literatura, a una serie de vertientes culturales en Miami, se debe a los marielitos.

5.—¿Cómo se ve Ordoqui en estos momentos de su vida?
—Tras 30 años de exilio puedo decir que me he realizado como artista. Tengo la alegría y la satisfacción de decir ésta es mi obra, una obra en la que me río de mí mismo, porque puede ser irreverente y controversial. Sin embargo extraño a Cuba. No tengo nada que ver con ese país que quedó atrás hace mucho tiempo, pero en mi obra siempre está Cuba, se nutre de la isla. Siento una gran dicha de vivir en libertad y hacer una obra en la que reflejo mi sentir, que es dolor, nostalgia, sentimiento, amor y pasión.

Origen; Diario Las Americas http://www.diariolasamericas.com

Samples of his work:








3 comments:

  1. Maravillosa su pintura y la versatilidad de su blog.
    Muchos saludos.

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  2. Gran artista tremenda persona saludos

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  3. Un artista para respetar,la armonia de colores.un maestro.

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